¿Qué es lo que permite que nuestra alma gane en amplitud y en profundidad, que crezca? Os daré un ejemplo simple: cuando miráis a una persona inocente y a otra que carga con una culpa ¿quién tiene el ama más estrecha? - La persona inocente. Un alma inocente es pequeña. ¿y por qué? Porque la persona que aspira a la inocencia destierra muchas partes de su alma. De esta manera sigue en su estrechez y sigue siendo niño. Quien crece interiormente, le da un lugar a aquello que antes quería desterrar de su alma.
Cuando crecemos en una familia y queremos formar parte de esta familia, tenemos que excluir algunas cosas, considerándolas nocivas o malas. El precio de pertenencia a esta familia es que queramos hacer desaparecer algunas cosas. Si, a pesar de todo, les damos un lugar en nuestra alma, tenemos mala conciencia aunque el resultado sea bueno cuando lo hacemos.
Más cerca estamos de la realidad cuanto más lugar le demos, en el alma única, a lo que rechazamos. En primer lugar, esto significa que, si bien nos sentíamos culpables, cuando asentimos a esa culpa, también le estamos dando un lugar en nuestra alma. Así, aunque nos sentimos culpables, nos hallamos más cerca de la tierra y más unidos con otras personas. Y nos sentimos más fuertes.
En las familias, a veces se excluyen determinadas personas, o desaparecen de la memoria; uno ya no piensa en ellas. O todavía estamos pendientes de alguien que murió hace tiempo. O estamos enfadados con alguien de la familia y no queremos saber nada de él.
¿Qué ocurre cuando sigo penando por alguien durante mucho tiempo? Entonces, una parte de mi alma sigue con él o con ella, y esto no solo se convierte en una carga para mí, sino también para el otro. Cuando, en cambio, vuelvo a integrar aquello que deje con la otra persona, el otro queda libre. Cuando llevo a la otra persona a mi alma en su totalidad, tal como es y con amor, me encuentro enriquecido y, curiosamente, también libre en relación a él o a ella. A través de este tomara con amor ganamos a la otra persona, se convierte en una parte nuestra. Al mismo tiempo quedamos libre de ella y ella queda libre de nosotros.
Un ejemplo simple; cuando les doy a mis padres un lugar en mi alma, con amor, los tengo y, a la vez siento la amplitud en mi interior y el obsequio tan precioso que acabo de recibir. Al mismo tiempo, también me encuentro separado de ellos. Quedo libre de ellos porque los he tomado.
También ellos sienten que quedan libres de mi porque los he tomado. Esta sería, pues, la contradicción tan curiosa: al través del tomar me enriquezco y, al mismo tiempo, quedo libre. También la otra persona, puesto que la tomé con amor, queda libre de mi. Cuando tomo algo de él, el otro no pierde nada; todo lo contrario: también el queda enriquecido. En cambio cuando me niego a tomar algo, ambos nos empobrecemos: él quería darme y yo me negué a tomarlo.
Extracto del Libro "Los Ordenes de la Ayuda" - Bert Hellinger.
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