El Desarrollo de Problemas y Enfermedades en el Seno de la Familia
Los conocimientos realmente nuevos acerca de las causas de
enfermedades y problemas son más bien escasos. Tanto más llamativo
resulta el enfoque sistémico de Bert Hellinger que en la actualidad está
suscitando un interés insólito en Alemania, ampliando considerablemente
la comprensión de la psique humana.
Miremos los problemas de Monika, Robert y Marita para conocer
algunas de las situaciones que frecuentemente se nos presentan en
seminarios psicoterapéuticos.
Desde hace años, Monika vive repetidas fases de melancolía y
hastío de la vida, llegando a pensar incluso en el suicidio durante
tales semanas. Este estado de ánimo parece haberse contagiado también a
su familia, dado que ahora ya descubre síntomas similares en su hija de
diez años.
Robert, por su parte, frecuentemente se ve atormentado por
sentimientos de culpabilidad que aparecen por los más mínimos motivos en
su vida cotidiana. Es incapaz de defenderse contra ellos ni tampoco
encuentra las razones de fondo, por más que lo piense.
Marita, finalmente, una y otra vez fracasa en sus relaciones
sentimentales. Si bien en un principio tiene mucho éxito con los
hombres, nunca se desarrolla ninguna relación duradera y estable. Así,
pues, mira con envidia a sus antiguas compañeras de clase que, hace
tiempo, encontraron sus parejas y pudieron formar sus hogares. ¿Aún
aparecerá el hombre de sus sueños?
La persona abrumada por un problema busca las causas; busca
una explicación en las experiencias difíciles del presente y del pasado,
empezando por la reciente pérdida de su trabajo hasta las vivencias
traumáticas de la infancia. Muchas veces se encuentra lo que se buscaba,
a veces, sin embargo, no. Ni Monika ni Robert ni Marita pudieron
encontrar explicaciones en las cicunstancias de sus propias vidas: los
tres crecieron en situaciones similares a las de sus coetáneos y viven
en circunstancias idénticas. ¿De dónde proviene, pues, su desdicha
personal? ¿Acaso ya estaba dispuesta en sus genes?
El enfoque de Bert Hellinger va más allá de la historia
personal, abriendo una puerta a un espacio nuevo, al espacio de la
historia familiar. Basándose en su experiencia terapéutica de decenios,
Hellinger ha descubierto relaciones sorprendentes entre el pasado y el
presente. En gran parte, las raíces de problemas se remontan a
generaciones anteriores. Toda la familia, incluyendo a nosotros mismos,
está vinculada -( frecuentemente sin sentirlo ni saberlo. Así, pues, el
sufrimiento y la culpa son transmitidos de generación en generación.
Todo gira alrededor de la muerte, la injusticia, los golpes deparados
por el destino, el amor y las relaciones humanas. Así, por ejemplo,
cualquier miembro olvidado o excluido es representado por otro miembro
que nace posteriormente en el mismo sistema; su suerte se repite.
Al referirse a estas partes inconscientes que nos unen,
Hellinger usa la palabra ".alma". El alma procura que los valores,
comportamientos y suertes de nuestros antepasados sigan actuando,
vibrando y buscando su realización en nuestra propia persona. Esta
lealtad es uno de los valores más supremos. Cada uno asume el papel
necesario para el sistema familiar, experimentando así una profunda
satisfacción interior.
Así, pues, la muerte tiene una influencia extraordinaria,
sobre todo la muerte vivida como un hecho chocante, por ejemplo al
tratarse de un niño, o una persona joven, o cuando sucede de una manera
violenta.
Monika tiene en su familia dos hermanos fallecidos en temprana
edad. Cuando Monika tenía tres años, su hermano de cinco años murió en
un accidente. A raíz de sus investigaciones, descubre además que la
primera hija de sus padres nació muerta; esta hermana no se había
mencionado nunca, quedando así prácticamente olvidada.
Cuando un hijo muere, el impacto sobre padres y hermanos es
considerable. A veces, sobre todo al tratarse de un primer hijo, los
padres no asimilan esta muerte sino que guardan el dolor en sus
corazones. También los hermanos se sienten chocados y, de alguna manera,
culpables. Ellos siguen con vida mientras que su hermano (o hermana)
tuvo que morir. En consecuencia, frecuentemente se sienten atraídos por
la muerte, ya que desean estar allí donde sus hermanos se encuentran:
"Te sigo" ( esta frase expresa su tendencia a la muerte, tendencia de la
que no son conscientes.
En el caso de Monika, esta tendencia se expresa bajo la forma
de melancolía, hastío de la vida e ideas suicidales. Este efecto se da
aunque Monika no haya conocido a la hermana muerta, ni nunca haya oído
hablar de ella conscientemente. Tal muerte, sin embargo, causa profundas
heridas emocionales en los padres. Con sus antenas sensibles los demás
hijos perciben estas vibraciones y reaccionan en consecuencia.
Es esta tendencia a la muerte la desencadenante de muchas
enfermedades graves. La voluntad de vivir está debilitada y el cuerpo
reacciona con enfermedades. Otros que se sienten atraídos por la muerte
toman el camino de los excesos y las drogas. Otros sienten predilección
por los deportes peligrosos exponiéndose así a la muerte. Asimismo, más
que un conductor temerario que se fue a la muerte habrá sucumbido a la
fuerza atractiva de este "te sigo".
Pero esta tendencia aún va más lejos, alcanzando incluso
generaciones posteriores. Los hijos la perciben en sus padres, y en su
interior surge otra frase: Mejor que sea yo que tú." El hijo prefiere
morir antes que el padre o la madre se muera. Estos hijos se sienten
inspirados por una creencia mágica, pensando que podrían llevar la
suerte fatal en lugar de sus padres. Así, la hija de Monika quisiera
llevar el sufrimiento y la muerte en lugar de su madre, cayendo
melancólica ella misma.
Robert una y otra vez se siente atormentado por sentimientos
de culpabilidad de los que desconoce toda causa. También sus
sentimientos se explican por la vinculación de la familia a través de
las generaciones, ya que otra ley vigente en toda familia es la
siguiente: Sentimientos importantes que fueron reprimidos por un miembro
de la familia serán adoptados y vividos por otro miembro posterior.
Acerca de este fenómeno citaremos un ejemplo referido por Bert Hellinger en otro contexto:
Una pareja participa en un grupo. A todos los participantes
les llama la atención la excesiva e inexplicable agresividad con la que
la mujer muchas veces reacciona ante su marido.
Hellinger pregunta: ( ¿Qué mujer en tu sistema con razón estuvo enfadada con su marido?
La mujer responde: ( Mi abuela. Ella sí que hubiera tenido
motivos para estar enfadada. Su marido, mi abuelo, la maltrataba y
humillaba una y otra vez. Una vez, delante de todos los comensales, la
arrastró por los pelos a través del comedor del restaurante.
Esta abuela había reprimido su cólera, por lo que este
sentimiento parece errar por el sistema familiar buscando a alguien que
lo viva. Finalmente, la nieta adopta la cólera reprimida de la abuela,
sintiéndola contínuamente y dirigiéndola contra su propio marido, en
este caso, inocente.
Por tanto, se le pregunta a Robert: é ¿Qué hombre en tu familia hubiera tenido motivos reales para sentirse culpable?"
A Robert le viene a la mente que su padre, durante la guerra,
abandonó a su primera mujer y esta pereció en consecuencia. Más tarde,
su padre volvió a casarse, aparentemente olvidándose por completo de la
primera mujer. Robert descubre que él vive los sentimientos que su padre
reprimió.
El orden que reina en las familias procura que toda injusticia
sea expiada. Por tanto, una pregunta importante es ésta: ¿Hubo algún
tipo de injusticia o de culpa en la familia? Así, por ejemplo, una
familia campesina vivirá como injusticia el hecho de que no se respete
la sucesión, es decir, que no sea el hijo mayor quien herede la finca
sino su hermano menor. En tales casos, esa finca suele "traer mala
suerte".
Un hecho especialmente apropiado para alborotar a una familia
es un asesinato cometido por uno de sus miembros. Un acto así no puede
ser olvidado sino que requiere la expiación. El perpetrador pierde el
derecho de pertenencia a la familia y debería abandonarla. De lo
contrario, los hijos y otros miembros de la familia nacidos
posteriormente se verán implicados en la culpa. En tales casos,
frecuentemente se producen más asesinatos o suicidios en la primera o
segunda generación siguiente. Así, por ejemplo, en Alemania la culpa del
Tercer Reich una y otra vez reaparece en las familias.
En el caso de Marita se muestra otro tipo de implicaciones en
el destino familiar que aparecen con frecuencia. A pesar de su innegable
éxito con el otro sexo, todas sus relaciones amorosas acaban
fracasando. ¿Cuál es la razón de fondo?
Una relación de pareja tiene buenas posibilidades de lograrse
cuando ambos miembros son fiables y suficientemente maduros para, en
algún momento, formar una familia y cumplir el papel de padre o de
madre. Para ello es necesario que ( hablando en un sentido figurativo (
la madre se encuentre detrás de la mujer, y el padre detrás del marido.
Si esta relación está perturbada, también la capacidad de establecer una
relación y un vínculo se encontrará perturbada.
Una causa sistémica habitual de este trastorno radica en el
pasado de los padres: la madre o el padre tuvieron otra relación
vinculante antes de casarse, por ejemplo un gran amor, un compromiso u
otro matrimonio. Esta primera pareja también forma parte del sistema,
dado que otra ley de la familia dice que también forma parte del sistema
aquél que hizo sitio a favor de otro. Si esta persona es olvidada (
como ocurre en muchas familias (, será representado por un hijo.
Así, el padre de Marita estuvo comprometido antes de su
matrimonio y se separó para casarse con la madre de Marita. En la
familia nadie habla de aquella mujer, el tema es demasiado delicado.
Marita representa a la novia anterior de su padre sin que nadie lo sepa o
advierta. Por eso, desde un principio había sido la preferida de Papá (
como representante de su primer amor. Con su madre, por lo contrario,
nunca se había entendido muy bien, ya que inconsientemente percibía la
rivalidad. Como resultado de esta situación, Marita sabe muy bien cómo
jugar con los hombres y ganárselos. Ahora bien, mientras permanezca
cogida en el campo de tensión entre el padre y la madre, le faltará la
fuerza femenina madura para un vínculo duradero.
Agudizando lo suficiente la mirada hasta llegar a las raíces
de estas conexiones, se evidencia un profundo amor original de hijos a
padres. Los hijos aman de una manera ciega e incondicional. No sólo son
dependientes y necesitados de amor como la Psicología afirmaba hasta
ahora, sino que ellos mismos aman con un amor inconsciente, fuerte.
Durante toda su vida permanecen profundamente unidos a los padres,
dispuestos incluso a entregar sus vidas por sus padres y su familia.
Esta misma lealtad lleva a los hijos a tomar sobre sí la desdicha de los
padres. Así, por ejemplo, una pareja vive en una relación infeliz. Sus
hijos difícilmente tendrán el valor o la fuerza de ser felices en sus
propias relaciones. En sus corazones sería como una traición.
Y esto se aplica a todos los hijos. En la superficie, el
contacto entre hijos y padres puede haberse roto, o incluso puede que
exista una relación de hostilidad. Pero también estos hijos están al
servicio de la familia, cumpliendo misiones transmitidas de generación
en generación.
¿Es posible disolver o transformar estas conexiones nefastas?
Para este fin Bert Hellinger ha desarrollado el instrumento de las
constelaciones familiares en su forma peculiar.
Con la ayuda de los participantes de un grupo alguien
configura la imagen de su familia. Se configura o bien la familia de
origen, es decir la familia de la que uno proviene, con los padres,
hermanos y, en caso necesario, también miembros de otras generaciones
anteriores, o bien el sistema actual, i.e. su propia familia con el
cliente como marido (la cliente como mujer), la pareja y los propios
hijos. Aquí también pertenecen las parejas anteriores.
Cada uno de nosotros lleva en su interior la imagen de un
orden en su familia. En la constelación esta imagen se exterioriza y
cobra vida. El cliente elige representantes para cada miembro vivo o
muerto de su sistema, inclusive su propia persona. A continuación asigna
a cada uno de ellos un lugar y una dirección en qué mirar en un campo
libre. En todo este proceso, sin embargo, no se determina ninguna
postura ni ningún sentimiento concreto.
Muchas constelaciones evidencian un gran número de tensiones
subliminales existentes en el sistema que los representantes expresan.
Así, por ejemplo, el representante de un hijo o un padre que en una
constelación es colocado al margen y mirando al vacío, percibe esta
posición como una carga. Cada lugar tiene su propia fuerza, de manera
que cualquier persona que lo ocupe tendrá percepciones similares. Más
allá de la mera percepción, los representantes experimentan una
sorprendente variedad de sentimientos y relaciones en la respectiva
familia.
El que ocupa el lugar de otra persona comunica las tensiones
percebidas en ese papel, tensiones que se disuelven en cuanto son
descubiertas y expresadas. En el trabajo concreto se emplean una serie
de frases simples con un efecto curativo. Los efectos sobre los demás
participantes de la constelación muestran si una frase es acertada y
produce un cambio real. De esta manera se permite experimentar con
diferentes soluciones posibles y comprobarlas.
Un paso decisivo consiste en variar las posiciones para así
buscar un orden bueno, es decir, un orden en el que cada participante se
encuentra a gusto en su posición. Frecuentemente el orden para una
familia significa que los padres se encuentren enfrente de los hijos,
ligeramente girados el uno hacia el otro. Los hijos, a su vez, forman un
semicírculo en el que el hijo mayor ocupa el primer lugar, y después
los demás, por orden de edades. En éste ámbito resulta especialmente
beneficioso que los hasta ahora olvidados o excluidos reciban también el
lugar que les corresponde.
También la hija que murió al nacer obtiene ahora el lugar que
le corresponde al lado de los hermanos de Monika. Es como si se se
llenara un hueco negro en su interior. La representante de Monika
expresa su respeto ante esta hermana con una reverencia, pronunciando la
siguiente frase curativa: "faPor favor, mírame con cariño."
Para Robert, que vivía los sentimientos de culpabilidad que su
padre había reprimido, son otras las frases liberadoras. El se halla
ante el representante de su padre y le dice: "tu Es tu sentimiento de
culpa que he llevado durante tanto tiempo. Por favor, vuelve a cogerlo
tú."
En la constelación de Marita fue especialmente importante que
la novia anterior de su padre, hasta entonces excluida, fuera
introducida en la configuración del sistema de origen. De repente está
claro a quién se dirigen realmente los sentimientos del padre, y la hija
queda aliviada. Así puede volver enteramente al papel de hija y, desde
esa posición, buscar un nuevo contacto con la madre.
Al final de la constelación, el participante que configuró su
sistema ocupa el lugar de su representante. Hasta ese momento ha estado
observando la historia de su familia desde fuera, con distancia, en un
proceso que puede haber durado quince minútos o incluso toda una hora.
Muchos aspectos le habrán quedado claros. Así, pues, interioriza con
todos sus sentidos la imagen y el orden nuevos.
Como preparación de este tipo de trabajo se recomienda
investigar en la propia familia, preguntando a padres, tíos o abuelos
por sucesos incisivos.
Estas serían las preguntas más importantes para aclarar hechos
decisivos del pasado: ¿Hubo casos de muertes tempranas en la familia?
¿Entre los hermanos? ¿En la línea del padre o de la madre? ¿Hubo
injusticia o culpa? ¿Infortunios? ¿Hubo algún compromiso anterior por
parte del padre o de la madre?
La red de vínculos que une a la familia se hace visible en una
constelación familiar. Lo que ocurre y se mantiene por amor, tan sólo
por amor puede encontrar la solución. Esta atmósfera constituye la base
necesaria para disolver viejos enredos e implicaciones funestas.
Finalmente se encuentran un amor y una unión más maduros, dando paso a
un orden nuevo en el que cada uno recibe un lugar bueno. Así es posible
disolver tensiones antiquísimas, perpetuadas de generación en
generación, para dar lugar a una vida futura más independiente.
Traducción: Sylvia Gómez Pedra
Literatura recomendada:
Gunthard Weber (ed.)
"Dual. La terapia sistémica de Bert Hellinger".
Herder, Barcelona
Fuente: http://www.ulsamer.com/terapia_sistemica.html
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