Integrando Mente y Espíritu encontramos nuestro Bien-Estar
El cuerpo es un vehículo que la vida nos brinda para experimentar vivencias en el mundo de la materia. Esta envoltura tenemos que cuidarla y mimarla: con la alimentación, pensamientos conscientes, meditación y sin olvidarnos de la alegría, la diversión, practicar actividades que nos gusten y con las que nos sintamos a gusto. Ya que cuando estamos felices generamos energías que nutren nuestra alma y a nivel físico sanan nuestro cuerpo.
Con cierta frecuencia, escuchamos, que es interesante utilizar más el hemisferio derecho, que tiene que ver con nuestras capacidades sutiles: la intuición, la totalidad, la comprensión de lo holístico, lo abstracto. Mientras que el izquierdo es más racional, analítico y matemático. Pero se olvidan que los dos son igual de importantes y que lo sano y saludables es la integración de ambos. Todo lo lo que hacemos para separar acabará descompensado.
Con cierta frecuencia, escuchamos, que es interesante utilizar más el hemisferio derecho, que tiene que ver con nuestras capacidades sutiles: la intuición, la totalidad, la comprensión de lo holístico, lo abstracto. Mientras que el izquierdo es más racional, analítico y matemático. Pero se olvidan que los dos son igual de importantes y que lo sano y saludables es la integración de ambos. Todo lo lo que hacemos para separar acabará descompensado.
Es importante mantener el equilibrio entre la materia y el espíritu. Los dos deben actuar en forma equilibrada. Si el espíritu tiene supremacía sobre la materia, esta se comporta alicaída con relación al espíritu. Pero si la materia tiene preponderancia, el espíritu se deprime en su potencialidad y vemos que la materia exige y avasalla al espíritu, buscando satisfacer todo lo que sea material.
La vida une materia y espíritu. Cuando no tenemos esto en cuenta podemos tener desequilibrios en nuestra salud, los que pueden ser físicos o mentales.
Los desequilibrios emocionales cada vez son más habituales, así como la dependencia de antidepresivos y ansiolíticos. Las terapias familiares suelen estar colapsadas. Enfermedades como el cáncer, fibromialgia, parkinson y demencia senil se están dando cada vez con más frecuencia y en personas más jóvenes. Podemos culpar a las drogas, el momento que vivimos, la educación, etc., pero realmente la causa está en nuestra falta de conexión con nosotros mismos.
La gente asiste a una gran variedad de cursos, esperando, muchas veces, un cambio milagroso, sin darse cuenta de que la vida es una evolución paulatina. Aprender a conocerse, valorarse, escucharse y saber que tú tienes un conocimiento, unas dotes que marcan la diferencia. Tomando conciencia de lo que somos nos ayudará a saber qué es lo que tenemos que aportar a la vida. No a todo el mundo le sirve lo mismo cada uno tiene una función para la que esta capacitado de forma especial.
Siempre buscamos respuestas exteriores cuando hay un montón de respuestas interiores. Muchos de nosotros somos almas viejas que hemos experimentado en otros mundos, pero tenemos miedo y renegamos de nuestro saber. Hasta que nos aprietan las tuercas y no sabemos digerir la información que nos llega.
Muchas veces nos atiborramos de medicamentos esperando resolver aquello que nos aqueja, haciéndonos dependientes de fármacos e intoxicándonos, cosa que muy pocas veces se contempla. Pero al no ir a la raíz del problema este persiste.
Hoy en día los niños son muy sensibles y por eso tenemos el deber de cuidar de ellos, desde su alimentación, el tipo de educación que reciben, el entorno en el que viven, para así mantener lo mas virgen posible el potencial de sabiduría que traen para esta nueva era.
Todas las personas tenemos capacidades latentes pero hasta que no exista un equilibrio entre la materia y el espíritu y no trabajemos con nosotros mismos, seguiremos dando tumbos, sufriendo, siendo nuestro peor enemigo y buscando afuera lo que se encuentra dentro.
Autor: Seila Garrido
Autor: Seila Garrido
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